jueves, 27 de junio de 2024

El día en que Christopher Reeve viajó a Chile

 


 

 En noviembre de 1987, Christopher Reeve, actor de Hollywood, conocido mundialmente por interpretar a Superman en la saga original, recibió la llamada del escritor Ariel Dorfman. Días atrás una carta había comenzado a circular entre actores y dramaturgos en Chile, donde se les daba un mes de plazo para abandonar el país. La carta estaba firmada por el grupo Comando 135. 78 artistas habían sido amenazados: el exilio o la muerte. 

Según la actriz María Elena Duvauchelle, la carta había logrado atemorizar a la comunidad de actores, por lo que ya tenía repercusión internacional. Figuras como Meryl Streep, Glenn Close, Jane Fonda, Robert Redford, Robert De Niro y Laurence Olivier habían mostrado su solidaridad con sus pares chilenos. 

Sin embargo, ninguno manifestó su deseo de viajar al país, que para ese momento, era un destino muy peligroso. 

Fue por eso que Ariel Dorfman se encargó de ponerse en contacto con Reeve, quien no estaba viviendo su mejor año. Acaba de separarse de su esposa Gae Exton, con quien se casó en 1979 y su más reciente película Superman 4 no había obtenido las mejores críticas. Solamente había recogido en taquilla 15 millones de dólares, una cifra inferior a las anteriores. 

Dorfman, que ya vivía en Estados Unidos y escribía en The New York Times, publicó una columna sobre la carta y toda la problemática en la que estaban inmersos los actores chilenos. El escritor afirmó que lo hizo para que, por medio de Margot Kidder (quien interpreta a la pareja de Superman en la saga), se pudiese contactar a Reeve para plantearle la posibilidad de viajar a Chile y presentarse en un acto en apoyo a los actores chilenos que estaban siendo amenazados. Convencer a Reeve no fue difícil,  era un tipo aventurero y comprometido con diversas causas sociales y ambientales. 

El 30 de noviembre de 1987 llegó a Chile. Lo hizo sin guardaespaldas ni el equipaje que podría esperarse de una estrella de Hollywood. El hombre que medía 1,93 y tenía unos profundos ojos azules viajó solo y con un bolso. En un principio se dirigió al teatro La Comedia en el barrio Lastarria para brindar una conferencia de prensa a la que asistirían otros actores extranjeros. Era tan alto que en el Mazda donde se trasladaron, las rodillas del actor casi tocaban el techo. 

Para ese momento todo Chile ya sabía de la llegada del actor al país. Sin embargo, la prensa oficial nunca contó los verdaderos motivos por los que se encontraba en la nación chilena. Solo se limitaron a decir que estaba de vacaciones.   

Se hospedó esos días en la casa del también actor Jaime Celedón, quien contó que Reeve durmió en su habitación y se bañó en la piscina junto a sus hijos. Era un tipo sencillo, un hombre como cualquier otro, a pesar de su figura imponente y su fama mundial. En la calle recibió con gusto el cariño de la gente que querían una foto o un autógrafo con Superman. 

Finalmente, en el Garage Matucana, un lunes por la noche y en un escenario improvisado,  Christopher Reeve leyó su mensaje en apoyo a los actores chilenos: “Estoy aquí de actor a actor, de trabajador a trabajador, de amigo a amigo", dijo frente una multitud que lo aplaudía. Al parecer, Christopher Reeve también fue un héroe en la vida real.

¿Qué le pasó al rey de los delfines?

 



José Luis Barbero pasó casi toda su vida entrenando delfines. Forjó su carrera con esfuerzo. En el año 2015, un escándalo lo empujó a suicidarse, acabando con su existencia hasta el momento armoniosa, llena de éxito económico y reconocimientos.

¿Qué le pasó al rey de los delfines? (2022) atrapa desde el comienzo porque no solamente trata de contarte la historia de José Luis, más bien parece que utiliza este relato sórdido para proyectar otros temas que subyacen en la tragedia que acabó con una vida.

Los delfinarios son legales. Los delfines en cautiverio tienen que obedecer normas y seguir rutinas que buscan “entretener” a una audiencia que acude a verlos. Puede que odies esos lugares tanto como yo, pero son parte de la vida de la gente en los países del llamado primer mundo. La vida en cautiverio, sus consecuencias y el trato miserable que reciben estos animales lejos de su verdadero hogar, el mar, es parte de lo que se cuenta en este audiovisual que recorre la carrera de un hombre.

Las circunstancias que rodearon la muerte de Barbero son expuestas en este audiovisual que habla fundamentalmente sobre el odio y la estupidez humana. El odio que generan muchas voces en redes sociales y la estupidez de muchos más al creerse con el derecho de hacer lo que les vienen en gana con criaturas que también son, como nosotros, parte de la naturaleza.

España es uno de los países de Europa donde existen más delfinarios. Barbero fue un entrenador de los más innovadores y sagaces, su talento le valió notoriedad, creyó que terminaría su vida recibiendo el máximo reconocimiento. No fue así.

Su carácter exigente también le generó enemigos. ¿Fue el escándalo sobre el maltrato a los delfines bajo su cuidado orquestado por alguno de aquellos que lo detestaban?

Esa pregunta surge en este audiovisual que pretende ser objetivo y más que brindar respuestas plantea cuestionamientos sobre el cuidado de la naturaleza y todos sus habitantes, el amor, el odio y la insensatez que como seres humanos muchas veces no podemos evitar ejercer.

Las redes sociales tienen un rol preponderante en esta historia donde se cuestiona una vez más su utilización y la nueva moda de miles que se dedican a insultar y soltar veneno de forma gratuita y sin filtro.

El documental dirigido por Luis Ansorena Herves y Ernest Riera plantea las consecuencias que puede tener la irracionalidad de muchos en internet. El odio genera muerte y desconsuelo, las palabras en nuestros días son balas y matan. Eso queda claro una vez más en este audiovisual que también se detiene en analizar la obsesión del ser humano por apropiarse de la naturaleza.

Nunca he sentido la curiosidad de ir a un delfinario y después de ver este documental muchísimo menos. El amor es libertad, no puedes encerrar en una cárcel lo que amas o te parece bello, al menos no deberías, pero el ser humano no sabe amar sin poseer, este documental da fe de ello.

jueves, 20 de junio de 2024

La fabulosa Irene Cara

Luchar por un sueño hasta hacerlo realidad es un lugar común reiterado en la industria de Hollywood. Un lugar común que genera sufrimiento y alegría en partes iguales, lo primero porque nos empuja a futurizar la felicidad en la consecución de una meta y lo segundo porque al hacerlo puede brindarnos ilusión y energía, al menos temporalmente.

Irene Cara cantó dos de los himnos más poderosos en la historia reciente del cine sobre ese tópico, a veces pernicioso, que ha estimulado las mentes de miles alrededor del mundo.  

Eso de salir adelante a través de la fama es el tema fundamental de las dos canciones mundialmente conocidas de la actriz y cantante norteamericana de origen puertorriqueño. Temas que formaron parte de las bandas sonoras de dos de los largometrajes imprescindibles sobre bailar para vivir, vivir para bailar y la importancia de movilizarse para lograr lo que queremos.  


Las películas de baile tuvieron gran repercusión en los años 70 y 80 (Footloose, 1984, Grease, 1978, Staying Alive, 1983, Fiebre de sábado por la noche, 1977) décadas en que la industria del entretenimiento se volcó a producirlas. 

Irene Cara supo actuar y cantar para lograr el éxito al comienzo de su carrera, que terminó mucho más cercana al mundo de la música que al de la actuación, ya que lo segundo solo fue el complemento de su talento fundamental, el canto. 


Cara nació en el Bronx, Nueva York,  el 18 de marzo de 1959. Fue la menor de un matrimonio entre un  puertorriqueño (saxofonista y músico) y una cubana americana. Sus hermanos también tenían talento para el arte, uno fue cantante de ópera y otra pianista. Como ambos eran mayores que ella, por más de diez años, fue criada casi como hija única, con dedicación exclusiva.

Comenzó a grabar música en la niñez, tanto en inglés como en español. Su primer álbum lo realizó a los siete años. Hizo algunos musicales en Broadway antes de filmar en 1976 Sparkle, la película escrita por Joel Schumacher y dirigida por Sam O'Steen. Cinta que fue realizada de nuevo (y con menor éxito) en 2012 con Whitney Houston y Jordi Sparks como protagonistas. 

Sin embargo, fue en 1980 cuando su carrera despegó al protagonizar Fama de Alan Parker. Su rol de Coco Hernández le valió un Globo De Oro como Mejor Actriz en los premios de 1981. En la película interpretó el tema principal, Fama, que ganó ese año el Óscar como Mejor canción original. 


Este tema obtuvo la posición 51 en la lista de 100 canciones más representativas del cine, realizada por el American Film Institute. 

Más tarde, en 1983, Irene Cara coescribió y cantó el tema de la cinta Flashdance, dirigida por Adrian Lyne. El tema What a feeling fue parte del éxito de taquilla que significó este largometraje. Ese año ganó un Grammy a la Mejor Interpretación Vocal Pop Femenina y   un Premio de la Academia a la Mejor Canción Original.

La voz de Irene Cara representó por décadas la energía y la determinación que necesitan aquellos que están decididos a salir adelante hasta lograr destacar. Su voz fue el sello distintivo de una generación  que buscaba la celebridad como único destino. 

Voy a vivir para siempre, cantó. Muy seguramente ahora que ya no está en  este mundo, esa frase se convertirá en realidad.

Margot Benacerraf: una mujer moderna

 Margot Benacerraf estudió Filosofía y Letras en la Universidad Central de Venezuela. Quería ser dramaturga, sin embargo, el destino quiso que se convirtiera en cineasta.

En esta época de falso empoderamiento femenino, donde se llega a creer que ser independiente es vivir a expensas de una tercera persona, o ponerle precio al amor como si de un servicio se tratara, entender el rol de mujeres que realmente sí vivieron con absoluta libertad personal es sumamente importante.

Luego de licenciarse en la UCV y gracias a una beca que se ganó en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), Margot Benacerraf pudo estudiar tres meses teatro. En esa temporada realizó un taller dirigido por Erwin Piscator, director y productor teatral alemán, quien le hizo notar las similitudes entre el cine y el arte dramático. En ese momento comenzó a pensar en el séptimo arte como una posibilidad.

Tiempo después, estudió en el Instituto de Altos Estudios de Cinematografía (IDHEC) de París, Francia. Para entrar tuvo que participar en un concurso donde ella y nueve estudiantes extranjeros (entre cien) se ganaron la oportunidad. Estos detalles de sus inicios en el mundo del cine se los contó a Leonardo Padrón en Los imposibles (Planeta, 2012).

Margot Benacerraf, que dejó este mundo hace unos días, tuvo la inteligencia y el valor de iniciar su carrera con el documental Reverón (1952). Para este trabajo, compartió mucho tiempo con el artista en su lugar de residencia en Macuto.

Para el momento en que comenzó a filmar el documental, Reverón tenía dos años que no pintaba, lo que representó un reto para la cineasta. Además, lo observó de cerca en su vida cotidiana. De hecho, llegó a vivir temporadas en su taller.

"La relación con Reverón fue muy bella. Fue primero de amistad, de mucha confianza", dijo años después en una entrevista.

La cineasta, nacida en 1926, estrenó su obra más famosa en 1959. Antes de filmar, se encontraba escribiendo un guion junto al escritor Miguel Otero Silva. El documental Araya, que narra la vida de los trabajadores de las salinas de aquel pueblo costero, ganó el Premio a la Crítica del Festival de Cannes de ese año, junto a la famosa Hiroshima, mon amour, del francés Alain Resnais.

A pesar de su éxito internacional, la cinta se exhibiría en Venezuela en los años setenta, muchos años después de aquella premiación. El documental está narrado por una voz en off que, en su versión en español, es la del escritor José Ignacio Cabrujas.

El audiovisual es un testimonio de la forma de vivir y el destino de una población. La poesía del documental describe las labores cotidianas de los habitantes de Araya desde una perspectiva artística y reflexiva: "Nunca hay una queja en Araya, porque esos hombres, esa gente lo que tenía, y es lo que más me impresionó, junto con el castillo, es dignidad. Todos los elementos adversos que ves en la película, ellos los volteaban", dijo la realizadora en una entrevista años después.

Su primer documental la llevó a ganar premios nacionales e internacionales. Araya le permitió viajar por el mundo, lo que la llevó a conocer artistas como Pablo Picasso o entablar amistad con Gabriel García Márquez. Con este último, escribió el guion de lo que sería una película que nunca existió y que terminó convirtiéndose en literatura: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, publicada por el autor colombiano posteriormente.

Benacerraf también fue promotora de la cultura y el amor por el cine en Venezuela. Inauguró la Sala de Arte y Ensayo del antiguo edificio sede del Ateneo de Caracas.

Aunque, al igual que el escritor Juan Rulfo, tuvo una obra breve. Solo filmó dos películas. Su legado permanece como testimonio de una mujer verdaderamente moderna, que cambió la historia del arte en el siglo pasado.

miércoles, 19 de junio de 2024

Javier Marías y el cine

El escritor español Javier Marías fue un gran cinéfilo; sus novelas están llenas de alusiones cinematográficas, incluso poseen personajes que son parte de este universo, como Eduardo Muriel, el director de cine de su novela Así empieza lo malo, publicada en 2014, o los que forman parte de su primera obra: Los dominios del lobo (1971), una mezcla de homenaje y parodia del cine americano de los años treinta y cuarenta. Además, sus historias tienen el ritmo de las películas de suspenso.  Nunca sabemos la verdad hasta el final.

Su inteligencia y elevado nivel cultural lo llevaron a reflexionar sobre el séptimo arte en artículos y libros, uno de ellos fue el que publicó en el año 2007: Donde todo ha sucedido al salir del cine, una recopilación de sus columnas de prensa (sesenta y tres) sobre este ámbito.

Al igual que su padre, el filósofo español Julián Marías, o su hermano –el crítico de cine– Miguel Marías, el novelista español expresó durante toda su vida su adhesión por el universo de las películas, un mundo que se reveló en su infancia y le acompañaría la vida entera.

En Donde todo ha sucedido, reflexiona acerca de películas como Ed Wood (1994) de Tim Burton o clásicas como El fantasma y la señora Muir (1947), explicándolas y definiendo su estilo y, sobre todo, las emociones que cada una convoca.

Para el autor español, el cine es un arte que acompaña la vida y que nos permite entender al mundo y a nosotros mismos a través de la identificación: “Las películas favoritas varían según el día y la hora, y sobre todo depende de lo que uno haya visto más recientemente. Pero me doy cuenta de que hay unas pocas que pertenecen inamovibles todos los días y casi todos los años”, afirma en uno de sus artículos.

La prosa de Javier Marías en el ensayo y la columna de prensa posee un tono cercano y afable; sin embargo, no pierde la riqueza de la que está llena toda su obra narrativa.

En este libro también cuestiona la labor de la crítica y los prejuicios que muchas veces son los mayores obstáculos de quienes intentamos convencer (o no) a la ciudadanía sobre el valor de alguna película.

En esta compilación todos los textos tienen ideas brillantes que nos dejan pensando; sin embargo, destacan particularmente algunos, como el artículo llamado Insomnio de cine, donde el escritor español cuestiona la cinta contemporánea Bailando en la oscuridad del director danés Lars von Trier. Su perspicacia y sentido del humor hacen de ese texto una pieza única.

Directores clásicos como Orson Wells, Frank Capra o John Ford también son analizados por Marías en este libro, que, sin pretenderlo, llega a ser una guía informativa sobre nombres importantes dentro de la industria del séptimo arte.

Textos como No todos los artistas son mamarrachos, Y encima recochineo, Caso crítico o El novelista va al cine exponen su particular punto de vista sobre aspectos que todos los que amamos el cine no podemos perder de vista.

Como colofón, el libro nos regala una serie de listas sobre las películas favoritas del escritor.

Todas las obras de Javier Marías nos brindan la oportunidad de encontrarnos con una prosa inteligente, cálida y armoniosa. Luego de su fallecimiento el pasado mes de septiembre, aquellos que no la conocen tienen la oportunidad de descubrirla.

Killer Sally, vidas extremas

 

Las mejores historias nacen de la contradicción. No hay nada que genere más curiosidad que lo inesperado. Se supone que los deportistas son gente disciplinada, con auto control, que viven existencias más o menos ordenadas porque esperan generar ciertos resultados físicos que no obtendrán de no seguir al pie de la letra indicaciones precisas. Sin embargo, la historia ha probado que esto no es verdad.

Los deportistas pueden sucumbir ante los excesos por unas u otras razones. A fin de cuentas son seres humanos, contradictorios, como todos.

Sally McNeil culturista, madre de dos hijos, tenía en apariencia una buena vida. Su matrimonio con Ray McNeil generó un vínculo que cambiaría la vida de ambos para siempre. Aparentemente eran la pareja perfecta, pero en la soledad de las cuatro paredes de la casa que compartían la violencia fue el hábito favorito de ambos.  

En la serie documental (de tres capítulos) recién estrenada en  Netflix, Killer Sally se cuenta su historia desde una perspectiva que trata  de darle protagonismo a la objetividad. 


Por un lado,  se relata la perspectiva de la protagonista, quien se considera una víctima de las circunstancias, y por otro, los testigos y familiares cuentan hechos que la contradicen. 


¿Quién dice la verdad? Esa es la pregunta que intentas responder durante los tres episodios donde se narra la relación conflictiva del matrimonio compuesto por Sally y Ray McNeil que terminó con la muerte de este último.

La serie dirigida por Nanette Burstein, nos muestra la vida de esta pareja como una tragicomedia que tuvo un final perverso. La ironía que rodea esta relación  desventurada no está exenta de sentido del humor, en ocasiones, en este audiovisual, no sabrás si reír, llorar o sorprenderte ante las acciones ejecutadas por sus protagonistas y sus consecuencias, para algunos fatales y definitivas, para otros  desgraciadas, pero con luz al final del túnel.

La propia Sally McNeil da su testimonio en esta docuserie que se toma el trabajo de poner en duda la palabra de todos empezando por la de esta mujer que pasó más de 20 años en la cárcel luego de asesinar a su marido. 


¿Por qué mata el hombre? ¿Es verdad que a veces las situaciones se salen de control y no puedes evitar un desenlace trágico o esta es una excusa de aquellos que tienen instintos asesinos y saben perfectamente lo que van a hacer?

Dicen que para entender al ser humano es necesario conocer historias armoniosas, también miserables y malvadas. Esta es una perversa que nos permite reflexionar sobre la violencia, la poca inteligencia emocional, la impulsividad y sus consecuencias. 


El día de San Valentín de 1995 el campeón de culturismo Ray McNeil protagonizó una pelea más en su relación tóxica, sin  saber que sería la última y el cierre definitivo de su vida y de ese tormento en el que se había convertido su matrimonio.

Celos, infidelidades, agresiones, insultos, humillaciones e intrigas,  fueron los ingredientes de un coctel venenoso que terminó con un crimen que cambió la historia de una familia y generó la tragedia más grande en el deporte que hizo famoso a personajes como Arnold Schwarzenegger.

miércoles, 12 de junio de 2024

El caso Figo: apostar por uno

 

Felicidad es hacer lo que realmente quieres aun en las situaciones más improbables, aun con la agenda en contra. Felicidad es ir contra viento y marea hacia tu destino, aunque a ojos de todo el mundo, tu decisión esté equivocada. Felicidad es no traicionarse a uno mismo.

En el documental de Netflix El caso Figo: el fichaje del siglo, se cuenta una historia sobre fútbol para amantes de este juego multitudinario, pero sobre todo para aquellos que ignoramos sus reglas, leyendas e historias secretas. Es un relato sobre un hombre y su forma muy particular de buscar la felicidad.

En este documental se narra de forma exhaustiva el fichaje más polémico de la historia del fútbol que aconteció en el año 2000, cuando el futbolista portugués Luis Figo dejó el club donde había tenido gran éxito, el Barcelona, para sumarse a las filas de su archienemigo, el Real Madrid.

Traición, dinero, mentiras, medias verdades son algunos de los elementos que mencionan los involucrados en este caso: Luis Figo, Florentino Pérez, Joan Gaspart, José Veiga, Paulo Futre y Pep Guardiola. Los protagonistas de esta historia hablan y dan versiones contradictorias que enriquecen este audiovisual, ya que nos permiten elegir a quién queremos creerle.

Este audiovisual atrapa porque, en primer lugar, aparecen todos los involucrados en la historia, en entrevistas actuales y antiguas, así como las imágenes del momento de los hechos. En segundo lugar, podemos entender mejor los acontecimientos al descubrir videos inéditos del jugador: su vida familiar e íntima, los pormenores de lo que fue su carrera en los comienzos y en ese año en que todo cambió.

Además, para aquellos que no sabemos nada de fútbol, el contexto histórico está muy bien delineado, por lo que es muy fácil entender las circunstancias, ordenar la línea cronológica de los acontecimientos y el modo en que se desarrollaron.

El caso Figo es un testimonio sobre la complejidad de la condición humana, los vaivenes del carácter y el peso que pueden tener las decisiones en los momentos clave de la existencia.

La historia del Real Madrid y del Barcelona también cobra relevancia sobre todo por las implicaciones sociales y culturales que tiene la afición del fútbol en el público que lo sigue y le importa.

¿Luis Figo fue un traidor o un hombre inteligente que tomó la mejor decisión en un momento definitivo?  ¿Qué es la lealtad en los negocios? ¿Qué es lo mejor: apostar por uno mismo o seguir el camino de otros? Estas preguntas surgen mientras sigues la historia de este audiovisual.

La persona a la que debemos ser leal, en primer lugar, es a nosotros mismos. La sociedad no vive contigo, no conoce tus deseos, no seca tus lágrimas, no te acompaña en los malos momentos. Si vemos los acontecimientos desde este punto de vista, podremos entender el razonamiento de este futbolista que valientemente da la cara para contar su versión de esta historia.

El fútbol no es cuestión de hombres, tampoco exclusividad de fanáticos. Si eres una persona curiosa de la condición humana, que le interesa ver las distintas perspectivas de un hecho, este documental se presenta como tu oportunidad de disfrutar de una obra de arte del género.

El caso Figo, dirigido por Ben Nicholas y David Tryhorn, es una de las mejores opciones que puedes encontrar este mes en Netflix.

 
 

La inmortalidad y el cine

 


"Mueren los actores, pero su obra permanece". Esta es una frase que hemos escuchado muchas veces e incluso repetimos, y aunque es verdad, cobra un sentido absoluto y real cuando ocurre la desaparición física de cualquiera de tus actores favoritos.
 
La magia del cine y la televisión no termina con la muerte, por el contrario, ayuda a consolidarla.  
A diferencia del resto de los mortales, que podemos tener o no registros audiovisuales de nuestra vida (fotos, videos), los actores se mantienen muy vivos en las ficciones que representaron. Es fascinante como su imagen, su cuerpo y su voz.permanecen intactos en las películas, series y producciones que realizaron. Pasa algo similar con los cantantes, nunca se van definitivamente porque si quieres volver a escucharlos basta con regresar a cualquiera de sus grabaciones en  audio o video.
 
Supongo que esto no sirve de alivio para los familiares directos, parejas, hijos, padres, hermanos, de los intérpretes desaparecidos, pero para su público supone un gran consuelo el saber que pueden encontrarlos en el lugar donde durante toda la vida lo hicieron: en la pantalla.
 
Esto lo sabemos o al menos lo intuimos cuando nuestros actores favoritos están con vida, sin embargo, es un conocimiento que no se afianza hasta que dejan de estarlo.
 
Las celebridades, actores incluidos, debido a su estatus y a todo lo que engloba su oficio, generan durante años una apariencia de inmortalidad que cuando se viene abajo, debido a cualquier deceso inesperado, causa gran conmoción.  
 
Todos moriremos: ricos, pobres, famosos, actores o plomeros. Eso lo sabemos, pero la mayoría del tiempo no lo tenemos presente.
 
Cuando volvemos a ver alguna producción con un actor o actriz que ha dejado de formar parte de este mundo, es inevitable pensar que aunque parece muy vivo, risueño, juvenil o hermoso en pantalla, ya dejó de ser cualquier cosa porque simplemente ya no está.
 
Sin embargo, es precisamente en ese instante que se agradece la posibilidad que ofrece el cine: crea mundos paralelos donde todo es posible, sus personajes son eternos y las circunstancias vuelven a suceder una y otra vez mientras observas la historia.  
 
 
El cine ofrece la inmortalidad no solamente para los actores o actrices que encarnan la trama, también para el espectador, porque nos permite sentir que una parte de nosotros (esa época de nuestra vida cuando presenciamos por primera vez esa ficción, ese que fuimos en ese momento, aquello que vivimos ese año) también vuelve cuando ponemos la mirada otra vez sobre esa obra.
 
El cine y la televisión proponen la inmortalidad de sus integrantes y de todos aquellos que hacemos de este entretenimiento parte importante de la existencia. El séptimo arte y las ficciones televisadas son muchas veces una forma de compañía, un relato que avanza en paralelo con el nuestro, por lo que sus intérpretes terminan siendo amigos imaginarios, personajes de ficción que pueden sentirse tan vivos (e incluso a veces más) que todas aquellas personas que nos rodean.
 
La inmortalidad si existe, la muerte termina con la vida, pero solamente en la realidad; en la pantalla, grande o chica, todos vuelven, gracias a Dios.

Mis dos vidas, el destino siempre te alcanza

 
 


Todos nos hemos preguntado en algún momento de la vida qué habría pasado si en lugar de hacer esto, hubiese elegido aquello: caminar por una avenida o cruzar la calle, saludar a un amigo o ignorarlo, aceptar una propuesta de trabajo o dejarla pasar. La vida son elecciones y la gente siempre duda. Todos dudamos a veces, es humano.

Para no arrepentirse de las decisiones, lo mejor es tomar en cuenta el corazón. ¿Y cómo se hace eso? Eligiendo aquello que realmente deseamos, eso que nos apasiona. La vida real no tiene borrador, en ella es imposible descubrir cómo habrían salido las cosas de elegir algo diferente. En Mis dos vidas (Netflix, 2022), al igual que en la cinta de finales de los noventa Sliding Doors (1998), protagonizada por Gwyneth Paltrow, la protagonista tiene dos caminos que seguir. Dos rutas con diferente desenlace.

En este largometraje, ligero, pero agradable, cursi, pero lleno de una energía especial que te impide abandonarlo (como suele suceder con otros estrenos de la plataforma), vemos a Natalie (Lili Reinhart), luego de un encuentro amoroso inesperado, vivir dos versiones distintas de su existencia.  

El personaje principal lleva toda su vida planeando cada paso que dará en la edad adulta. Ella tiene un plan de lo que “debería ser”, pero pronto descubrirá que los planes no siempre salen como se espera, que muchas veces tenemos la obligación de fluir, de improvisar, de seguir nuestro camino, haciendo uso de las cartas que tenemos sobre la mesa. Cartas que no hemos elegido, simplemente son las que nos tocan.

En esta cinta, dirigida por Wanuri Kahiu y escrita por April Prosser, se trata de probar que, aunque la vida nos lleve por rutas no planificadas, nada ni nadie podrá evitar que lleguemos a ser quienes tenemos que ser.

A pesar del entorno, de las circunstancias y de todo lo que no podemos controlar, la esencia de las personas siempre se manifiesta. No es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa o, como se dice en tantos libros de psicología y autoayuda, “eres lo que haces con lo que te pasa”.

En Mis dos vidas, la protagonista tendrá que conocer los límites de su paciencia, la fuerza de su perseverancia y de su espíritu creativo para convertir las piedras del camino en las paredes de su castillo. Sí, suena a premisa de película motivadora de domingo por la tarde, pero ¿quién dijo que no es necesario de vez en cuando acercarnos a una película que nos empuje a tener una visión optimista sobre situaciones que tal vez no lo sean tanto en la vida real?

La comedia romántica es un género que ha sido vilipendiado durante años, ya que lamentablemente, en muchos casos, los lugares comunes y las malas actuaciones están a la orden del día. Sin embargo, en este caso, esta cinta es una prueba de que se puede hacer un largometraje ligero sin ser obvio y sin perder de vista una premisa inteligente sobre las posibilidades del destino y sus alcances.

 

lunes, 10 de junio de 2024

Ryan O'Neal, estrella autodestructiva

 


Ryan O'Neal interpretó durante décadas en la ficción, personajes heroicos, tipos agradables y hombres perfectos, de moral elevada. No obstante, en la vida real fue acusado de tener hábitos nocivos que lo llevaron a vivir una existencia polémica. Aunque su vida profesional contó con el respaldo de directores como Stanley Kubrick y Peter Bogdanovich, sus problemas personales se encargaron de ensombrecer su maravilloso desenvolvimiento en el mundo del cine.

Su imagen atractiva (cuerpo esculpido, ojos claros y cabello rubio) muy seguramente tuvo un gran impacto a la hora de lograr sus primeros personajes en cine y televisión. Sin embargo, fue su talento lo que le permitió destacar entre tantos aspirantes, en una época donde la belleza no era suficiente para lograr la fama o el reconocimiento.

Hijo de un guionista y una actriz, quizás al momento de su nacimiento estaba claro cuál sería su destino. No obstante, no fue nada fácil encontrar un lugar en la industria del cine.

Nacido en Los Ángeles, California, el 20 de abril de 1941, la carrera de Ryan O'Neal comenzó a despegar luego de lograr un papel estelar en la serie Peyton Place, a finales de los años sesenta.

Fue en 1970, con la película Love story, basada en el libro de Erich Segal y dirigida por Arthur Hiller, cuando logró la visibilidad que necesitaba para despuntar como uno de los actores más populares de la década. La cinta, que cuenta una historia de amor con final trágico, le permitió conseguir nominaciones al Oscar y al Globo de Oro. A partir de ese momento, el éxito lo alcanzó rápidamente. La década de los setenta representó el punto más alto de su carrera.

Otro momento brillante fue cuando protagonizó Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, en 1975. La película, que obtuvo varios Oscar, le permitió demostrar su versatilidad y capacidad histriónica.

El actor, que protagonizó dos películas junto a Barba Streisand: What's up, doc? (1972), de Peter Bogdanovich, y The main event (1979), antes de dedicarse a la actuación, practicó el boxeo, afición que quizás tuvo algo que ver con su predisposición a los conflictos. A lo largo de su vida se vio envuelto en circunstancias de agresiones familiares (le disparó a su hijo), posesión de drogas, entre otros delitos, que lo llevaron a la cárcel en más de una ocasión.

Se casó en tres oportunidades, siendo muy popular y escandaloso su matrimonio con la también estrella de cine Farrah Fawcett, la protagonista de la serie Los ángeles de Charlie (1976).

Su hija, Tatum O'Neal, llegó a ser la persona más joven en ganarse un Oscar, por su rol en Luna de papel, en 1974. Tenía diez años.

Lamentablemente, su carácter explosivo y un conjunto de malas elecciones no le permitieron llevar su carrera al siguiente nivel. Con el paso de los años su figura se fue desdibujando hasta su muerte el pasado mes de diciembre. Supongo que a veces la buena racha profesional no viene ligada a una vida personal feliz. Seguro que conseguir la paz mental es más difícil que estar nominado al Oscar.

Burt Reynolds ¿Actor o icono?

 


Más allá de su innegable talento Burt Reynolds fue un símbolo sexual en los años setenta y un actor que no destacó por su versatilidad. Tenía una imagen varonil que le fue muy útil para construir una carrera exitosa. Fue nominado al Óscar al final de su vida gracias a su rol en Boogie Nights (1997), pero la mayoría de sus interpretaciones no están muy lejos de la imagen masculina bajo la que construyó su carrera.

Hay intérpretes que destacan por sus cualidades histriónicas, por su versatilidad y la capacidad para construir personajes diversos.  Otros valen por lo que representan y por el trabajo construido durante décadas.

Muchos hacen cine, y a pesar de ello, no todos forjan una carrera como actores. Se dedican a representar arquetipos y vivir de ellos durante toda su existencia. Algunos lo hacen estupendamente bien y por esa razón tienen un lugar en la industria.

La figura de Burt Reynolds está relacionada con la imagen de tipo duro, sexy, divertido y seductor. Representó al pícaro aventurero por excelencia en sus roles más notables.  Desde sus primeros papeles hasta el que le brindó su única nominación al Óscar, bajo la dirección de Paul Thomas Anderson, mantuvo  esa imagen.

Su carrera comenzó en el teatro. Pero se disparó gracias a un hecho extra fílmico que nada tiene que ver con sus cualidades histriónicas.

En los años setenta posó desnudo para una revista femenina. Su imagen en Cosmopolitan potenció su popularidad. La foto es una recreación de lo que representó en muchas de sus películas más taquilleras: el hombre fuerte, de carácter, nacido para amar a las mujeres y vivir aventuras intensas. Acostado de lado sobre la piel de  un oso, cigarrillo en la boca, con un trago al costado, un joven Burt Reynolds sonríe. Es una hermosa foto.

Más allá de su talento como actor, su carrera despuntó debido a esa imagen que generó interés en las mujeres y admiración en los hombres. Fiel a ese arquetipo filmó incontables películas interpretando al varón por excelencia. Nunca se desligó de esa imagen.


 

A lo largo de su carrera también dirigió algunas películas, pero con poca suerte. A diferencia de su contemporáneo, Clint Eastwood, con quien actuó en 1984 (en City Heat) no logró transformar su imagen lejos de sus roles más representativos.

Eastwood también fue un “tipo duro” del cine, pero con el paso de los años ganó solvencia en otros terrenos como escritor y director.

Algunas carreras se transforman, otras se mantienen estáticas, ancladas a un pasado que cada vez se presenta más lejano.

Burt Reynolds, hombre talentoso y atractivo, no desafió a su propio personaje. Vivió en él hasta el final. No obstante,  tuvo una carrera exitosa llena de fama, premios, dinero y por supuesto muchas mujeres.

jueves, 6 de junio de 2024

Pacto brutal - El crimen de Daniella Pérez

 

La actriz originaria de Brasil Daniella Pérez fue asesinada en diciembre de 1992. Tenía 22 años. Su pareja en la telenovela de la cual era una de las figuras principales la mató. Guilherme de Pádua y su esposa, Paula Thomaz acabaron con su vida en una circunstancia absurda. Después de treinta años de esa tragedia, el documental Pacto brutal de HBO Max reúne los testimonios de todos los protagonistas, incluido el de la escritora Gloria Pérez, madre de Daniella; los asesinos, y el resto de los involucrados.
 
Esta docuserie cuenta la historia desafortunada de Daniella Pérez, actriz principal de la telenovela De cuerpo y alma que se transmitía en TV Globo de Brasil a principios de los noventa. Su breve carrera quedó marcada por su asesinato despiadado a manos de quien era su pareja en la ficción.  
 
Gloria Pérez, escritora de telenovelas y autora de éxitos televisivos como El Clon (2001), aparece en el audiovisual contando la historia de su hija, quien tenía una vida casi perfecta hasta ese infausto día de diciembre cuando encontró la muerte en una situación improbable. Daniella estaba recién casada, su carrera despuntaba, su belleza florecía. Nada podía ir mal y nada habría pasado de no ser por una casualidad siniestra.  
 
El documental que cuenta con la dirección de Tatiana Issa y Guto Barra se divide en cinco episodios donde se relata en detalle el crimen y la serie de circunstancias desafortunadas que la rodearon. Los familiares de Daniella, como su esposo, el también actor Raul Gazolla, relatan de un modo emocional lo que fue vivir primero la desaparición de la actriz y luego la noticia de su asesinato. Testigos, abogados y acusados manifiestan su perspectiva de lo que ocurrió. El relato nos permite sacar nuestras propias conclusiones al exponer de un modo sumamente detallista cada acontecimiento.
 
La investigación policial del caso: fotos, videos y material exclusivo sobre el crimen se devela en esta docuserie que pretende contarnos la verdad sobre el crimen que paralizó a la opinión pública de Brasil.
 
Más allá del relato de los tristes acontecimientos, este audiovisual termina siendo una reflexión sobre la justicia, la de los hombres y la de la vida,  es fácil llegar a pensar que ambas no siempre son “justas”; por el contrario, el mundo suele ser una trampa en la que pueden caer las almas más nobles. A veces pareciera que nadie puede impedir que la desgracia llegue incluso a las personas que no la merecen. 


Las leyes y sus vericuetos muchas veces son cómplices de los asesinos, ladrones y los peores delincuentes, ya que permiten la libertad de gente incuestionablemente culpable.
Pacto brutal da cuenta de esto, la legalidad no necesariamente implica justicia, sobre todo en casos irremediables donde la violencia y la crueldad han sido dos elementos presentes en la muerte de un ser humano.
 
Por otro lado, el documental nos ayuda a reflexionar sobre cómo a veces, para bien o para mal, el azar es el elemento fundamental que definirá nuestro destino en la vida. La suerte tiene mucho que ver en la forma en que vivimos, aunque quisiéramos creer que tenemos el control, en ocasiones pareciera que somos marionetas y no podemos hacer nada para evitar la tragedia si se presenta en la puerta de nuestra casa.

La intensa carrera de Diego Bertie

 

 

Encanto, simpatía, talento, belleza física y su acento neutro son cinco de las cualidades que hicieron de Diego Bertie un actor cotizado en la industria del entretenimiento en América Latina. Hizo cine, teatro y televisión, también cantaba. Su desempeño fue exitoso en todo ámbito.


Su faceta como actor de cine estuvo llena de películas memorables, donde demostró que un verdadero actor es capaz de hacer roles diferentes y transformarse. Bertie era un camaleón, podía ser el galán perfecto de las telenovelas, un asesino, un psicópata, un mentiroso, un reportero, cualquier rol se le daba bien. Interpretó personajes distintos y lo hizo con verdad.


Al final, eso es lo único que queda en la vida: el valor de lo que creamos, sea en el trabajo, en el arte, en las relaciones, con la familia, en las distintas etapas de la
existencia. La felicidad es efímera y ni el éxito, ni el dinero, ni el reconocimiento, ni el arte impiden que se esfume sin dejar vestigio. A veces suceden circunstancias desafortunadas que nunca debieron ocurrir. Sin embargo, es necesario voltear la mirada hacia la belleza, que aún en la tragedia persiste.


En el caso de Diego Bertie, para el público, su belleza está en su obra y en la energía que le imprimió.


En 1993 se estrenó Reportaje a la muerte, una película peruana de Danny Gavidia, donde una periodista y un camarógrafo tendrán que poner en una balanza el deseo de contar la verdad y el riesgo que implica hacerlo. El largometraje obtuvo el primer premio Vigía en el XV Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en Matanzas, Cuba, y estuvo preseleccionada a los Premios Óscar como mejor película extranjera.


Sin compasión, de 1994, dirigida por Francisco Lombardi, fue una adaptación de la novela Crimen y castigo de Dostoyevski. Esta película fue proyectada en el Festival de Cannes de 1994 y candidata al Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Por el rol que interpretó, ganó como mejor actor protagónico en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.


En Bajo la piel, de 1996, actuó de nuevo bajo las órdenes de Francisco Lombardi. En Muertos de amor (2002), interpretó a un hombre perfecto viviendo una circunstancia imperfecta.


En 2001 protagonizó El bien esquivo, un largometraje peruano ambientado en el siglo XVII, dirigida y escrita por Augusto Tamayo San Román. La película nos permite disfrutar de un personaje cuyo carácter nos revela la versatilidad del actor.

Para el año 2004 realizó El atraco, junto a Salvador del Solar, una película sobre las contradicciones, basada en una historia real.


Una sombra al frente, la película de Augusto Tamayo San Román, fue preseleccionada para los Premios Óscar 2008 en la categoría mejor película de habla no inglesa. En esta cinta ambientada en inicios del siglo XX, Bertie encarna al ingeniero Enrique Aet, empeñado en la construcción de vías de comunicación en el Perú.


También actuó en películas como la boliviana Los Andes no creen en Dios, de Alfonso Claros, la comedia colombiana Esto huele mal (2007) y otra comedia peruana más reciente Qué difícil es amar (2018), entre otros largometrajes.


La carrera de Diego Bertie en televisión también fue larga. En Venezuela trabajó en Amantes de luna llena, junto a Ruddy Rodríguez; en su país natal actuó también con la venezolana Maricarmen Regueiro. Realizó gran cantidad de producciones en televisiónen su país natal y Latinoamérica, también obras de teatro.Recientemente anunció su regreso a la música.


Hoy todos los que admiramos su carrera nos encontramos con un vacío y mil preguntas sin respuestas, solo queda el arte para salvarnos. Hasta pronto, Diego.

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