jueves, 25 de julio de 2024

El cine de Alfredo Sadel

 

Alfredo Sadel fue polifacético, cantó música popular, clásica y también hizo películas.

El cantante venezolano tenía estampa de galán y  quizás por eso en la década de los cincuenta filmó varias películas en México.  

Sadel participó en 1951 en Flor del campo de José Giaccardi. Formó parte de una de las primeras cintas realizadas por Raúl “El Ratón” Macías, célebre boxeador azteca. La película llamada El Ratón se estrenó en 1957. También actuó junto a Javier Solís en Tres balas perdidas (1961). Filmó En cada feria un amor (1961) y actuó junto a Miguel Aceves Mejías en Tú y la mentira (1958), El buena suerte (1961) y Martín Santos el Llanero (1962).

Las cintas en las que participó no eran muy elaboradas, aunque gozaron de gran popularidad.

El propio Sadel lo explicaba así: “"en la ciudad de México filmé películas, una tras otra, de esas que llamaban en aquella época churros, ósea películas que se hacían en dos semanas con muy poco argumento y donde no había ninguna calidad y el único objetivo era explotar el mercado centroamericano y mexicano. Ahí intervine con Aceves Mejías, con Javier Solís, Julio Aldama, Evangelina Elizondo y una serie de estrellas mexicanas" (Entrevista de Enrique Bolívar Navas, 1973)

En esos años, en 1958,  también fue contratado por la Metro-Goldwyn-Mayer, aunque finalmente no llegó a filmar ninguna película en Estados Unidos.

Su participación en estas cintas de la llamada época de Oro tuvo mucho que ver, en primer lugar con su carrera como cantante y en segundo con su físico envidiable.

 En el cine Mexicano de los años cincuenta se hacía de todo. Había películas con un gran brillo y argumentos que desafiaban la imaginación como las que hizo Luis Buñuel, Roberto Gavaldón o Emilio Fernández y otras pensadas para atrapar al gran público cuyo único mérito era la participación de figuras relevantes.

Eran cintas muy sencillas en términos dramáticos, cuyos guiones permitían que los participantes, cantantes destacados, se lucieran con sus interpretaciones. Su valor radicaba en darles la oportunidad a las figuras protagonistas de interpretar sus canciones dentro de una ficción que relataba, la mayoría de las veces, una historia de amor y de revancha. Dos temas que estaban siempre presentes en la música popular latinoamericana y por ende llamaban mucho la atención.  

Jorge Negrete y Pedro Infante, fueron pioneros de este tipo de melodrama. Aunque ambos realizaron también cintas con un alto nivel de elaboración.

La música era lo más importante en estos “churros” que filmó el ídolo venezolano en México. Sadel cantó en todas las cintas que hizo. Resultaron más populares las que filmó en compañía de Miguel Aceves Mejías, quien tuvo un gran éxito, sobre todo luego de la desaparición física  de Jorge Negrete, en 1953 y Pedro Infante, en 1957.

Ambas muertes dieron lugar al posicionamiento de nuevas estrellas entre un público que buscaba sustituto para quienes habían sido por décadas los máximos ídolos de la canción ranchera.

El cine no fue en sí mismo un fin para el cantante venezolano, fue una plataforma y una oportunidad que supo aprovechar.

No obstante, el tiempo demostró que Sadel no se conformaba con ser una cara bonita de la gran pantalla. Su talento daba para mucho más,  él supo aprovecharlo.


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