“Rodar en
plano secuencia es como hacer el amor sin condón” dijo Alejandro
González Iñárritu en una entrevista realizada en “La Vanguardia” en 2015
ante el estreno de su película “Birdman”, filmada (algunas escenas)
implementando la técnica cinematográfica con la que se realizó
“Victoria” de Sebastian Schipper.
A diferencia de “Birdman”, la cinta de Schipper fue rodada en un único plano secuencia y sin edición posterior.
Un plano secuencia es un recurso cinematográfico que consiste en filmar sin cortes, durante un tiempo prolongado.
En
el caso de “Victoria” ese tiempo prolongado duró una hora y más de
treinta minutos, toda la película. En este tipo de filmación los
actores, el director, el equipo técnico, el camarógrafo, los extras,
todos los que intervienen en la realización, tienen que estar dentro de
un orden perfecto.
El plano secuencia no permite errores. Un pequeño detalle echa abajo la filmación y obliga a comenzar de nuevo.
A
lo que se refiere Iñárritu en esa entrevista, es que esta técnica
cinematográfica nos permite disfrutar de una experiencia mucho más real
cuando vemos una película, al menos según su criterio. Además, genera
entre quienes la realizan un nivel de adrenalina que transforma el modo
de hacer cine.
Cuando se filma de esta manera, para que no haya
equivocaciones, el equipo ensaya durante algún tiempo, aunque también se
trabaja mucho con la improvisación, sobre todo a nivel actoral.
Si
pensamos en todo esto al momento de ver esta cinta alemana
protagonizada por una actriz española: Laia Costa, seguro nos generará
una mayor impresión las situaciones que se suscitan en esta historia
sobre una chica y lo que le sucede a lo largo de un día.
Se suele
decir que una película es del director, debido a que, por obvias
razones, es la persona que se encarga de ordenar y dirigir todos los
elementos, sin embargo, el cine es un arte que se construye en
colaboración. En él cada aporte (por más insignificante que parezca)
influye para que una película sea lo que es: un acierto o un fracaso.
En
el caso de “Victoria” esto hay que tenerlo presente más que nunca, ya
que se trata de una cinta construida gracias a la excelencia de un grupo
de personas que lograron trabajar en armonía con la vitalidad de un
solo impulso.
Y quizás esto es lo que le confiere a la cinta un
ritmo intenso, capaz de emocionar y mantenerte alerta. Más allá de lo
que implica los elementos técnicos y la fascinación que despiertan, la
historia es un caleidoscopio de emociones que no nos permiten apartar la
atención de sus personajes.
Cuando Victoria (Laia Costa) conoce
en Berlín a unos individuos particulares, su vida cambiará. Asistimos a
su transformación y a las emociones que unen a sus protagonistas
durante los instantes más importantes de sus vidas.
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