lunes, 5 de febrero de 2024

Chet Baker: Born to be blue (2015)

 

 
En Born to Be Blue  Ethan Hawke es un Chet Baker que quizás se parezca muy poco a la imagen que muchos tenemos del famoso trompetista de jazz.  No todas las biografías se encargan de contar la historia de sus personajes tal y como sucedieron. Algunas las imaginan o interpretan y no por ello son espurias.

Los músicos tienen dos vidas: la real, esa que se termina con su muerte y la que le imprimen a su música, la que no termina nunca. De esa nos apropiamos un poco sus admiradores.

Born to Be Blue dirigida y escrita por Robert Budreau parece estar basada en esa segunda vida. La que se alimenta de las historias e ilusiones que los admiradores hacen de las leyendas de la música. La cinta es una fotografía, un momento de la vida de Chet Baker después de ser Chet Baker y cuando estuvo a punto de dejar de serlo.

El largometraje se ubica en la década de los sesenta,  cuando el músico de vida disipada tiene un encuentro que pone en riesgo no solo su vida, también su carrera y lo más importante: su música.
Ese periplo en que Baker tuvo que reinventarse para sobrevivir y volver a conquistar un territorio que había ganado hace años,  es parte de lo que veremos en esta cinta llena de baches y lagunas que nos permitirán armar nosotros mismos nuestro propio relato.

La película está llena de música y de la peculiar melancolía que el trompetista le imprimía a sus interpretaciones. En ese aspecto  el largometraje funciona como un homenaje perfecto para Chet Baker. Tiene el mismo mood que sus canciones.

La actuación de Ethan Hawke contribuye en mucho a darle un cariz reflexivo a la cinta, él le imprime personalidad al Baker fílmico y lo hace real. Puedes entender sus carencias. Sufrir sus limitaciones.

El filme enriquece su relato cuando narra los detalles familiares, los vacíos emocionales del artista, sus pérdidas, fracasos y sobre todo el tesón y el amor que en todo momento muestra por la música, por ese sonido propio que creó y que lo ha llevado a permanecer en la memoria colectiva durante décadas.

Gracias a esta película podemos descubrir que Chet Baker era un monstruo fascinante, un alma en busca de redención. Un talento extraordinario y a la vez un ser humano como cualquiera de nosotros.

A pesar de que a veces la cinta puede parecer patética, brinda una imagen sólida de este personaje estimable para el mundo del jazz.

Born to be blue emociona y entristece a ratos, es un desafío para la imaginación y los sentidos. 
 
 

 

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